Las idas y vueltas de la vida, nos aceleran constantemente. Ya casi no tenemos tiempo para nosotros y menos que menos para Dios.
En Samuel 7:1-11, observemos la historia del rey David. El sabía que la única ayuda necesaria provenía del mismo Dios que le permitió ganar tantas batallas a su lado. Si nos detenemos en este pasaje, vemos que David estaba preparado para hacer lo que Dios le diga, manteniendo una relación diaria, y una COMUNIÓN PERMANENTE con Él.
Ahora bien, ¿Aquella guía, se encuentra presente día a día en nuestras vidas?
Si me acompaña, posteriormente vemos que David estaba desesperado por las almas. Él Tenía un propósito tan claro que nadie se lo pudo quitar. Estaba dispuesto a sacrificar todo por su pueblo.
El sacrificio no fue en vano, la bendición que David obtuvo, fue tanta que pudo dejarle HERENCIA a todos hijos. (v.12) tanto la herencia material como también la herencia espiritual.
En conclusión, Dios nos está llamando, cada día toca a nuestro corazón, queda en nosotros dejarle entrar y mantener esa comunión, establecidos con un propósito, SER BENDECIDOS PARA BENDECIR
Dios nos bendice.
Pastor Jorge Grenader
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